Es evidente que la inteligencia artificial (IA) está revolucionando múltiples aspectos de nuestra vida diaria. Y -¿cómo no?- el ámbito legal no es una excepción. De hecho, la creciente influencia de la IA está generando una serie de desafíos legales que los legisladores de varios países están tratando de abordar mediante la evaluación y potencial creación de nuevos marcos regulatorios. Entre tales retos, encontramos las incidencias de la IA en la propiedad intelectual, que será el tema de nuestro post.
Nociones básicas para entender la influencia de la IA en la propiedad intelectual
A decir verdad, la inteligencia artificial no tiene una definición única y universalmente aceptada. Pero podemos entenderla como una rama de la informática cuyo objetivo es desarrollar máquinas y sistemas capaces de realizar tareas que normalmente requieren inteligencia humana. Dentro de la IA, destacan disciplinas como el aprendizaje automático y el aprendizaje profundo, especialmente con el avance de las redes neuronales. Estas técnicas han dado lugar a lo que comúnmente se conoce como aprendizaje automático profundo supervisado.
El aprendizaje automático se refiere a algoritmos que, al ser entrenados con grandes volúmenes de datos, adquieren la capacidad de realizar tareas específicas sin necesidad de programación explícita. Otra área relevante es el procesamiento del lenguaje natural, que permite a las máquinas entender y manipular el lenguaje humano. Por otra parte, la visión artificial se ocupa de desarrollar algoritmos para el reconocimiento de objetos por parte de las máquinas, mientras que la robótica se enfoca en la creación de robots.
Ahora bien, ¿cómo influyen estas funcionalidades de la IA en la propiedad intelectual? Actualmente, la IA está siendo cada vez más utilizada en la producción de contenidos digitales y la creación de obras intelectuales. Muchas de ellas las consumimos online. Esto genera importantes interrogantes y preocupaciones en relación a cómo la tecnología que nos ocupa impacta en la propiedad intelectual. Así como también sobre cuáles son los derechos del creador original respecto a las obras producidas por algoritmos.
Implicaciones de la IA en la propiedad intelectual
No es un secreto que la IA está dándole un vuelco significativo a las profesiones creativas. Sin embargo, aún no estamos seguros de considerar que una máquina sea una verdadera fuente de creación artística. Existen opiniones que sostienen que las producciones de la IA son simplemente copias modificadas de trabajos previos. En paralelo con esta incertidumbre, surgen varios riesgos asociados al uso de la IA en el ámbito creativo:
- Homogeneización de contenidos. La IA podría llevar a una falta de diversidad y creatividad original, produciendo obras que carezcan de la riqueza creativa que caracteriza al trabajo humano.
- Sustitución de trabajos creativos. Eventualmente, existe el riesgo de que las máquinas reemplacen a los seres humanos en roles creativos, lo cual podría tener un impacto negativo en el empleo dentro de estas profesiones.
- Carencia de empatía. Ciertamente, la IA adolece de la capacidad de experimentar emociones. Esto puede reflejarse en la ausencia de una dimensión emocional en las obras que produce, una característica que es intrínsecamente humana.
- Uso de datos sesgados o incompletos. Los algoritmos de IA podrían utilizar conjuntos de datos que no sean representativos. En consecuencia, pueden aportar resultados sesgados y poco precisos en las creaciones artísticas e intelectuales.
- Fines reñidos con la ética. De hecho, existe la posibilidad de que la IA sea utilizada para producir obras de arte falsificadas. También, para crear contenido falso que afecta la reputación de personas e instituciones. Todo lo anterior plantea serias preocupaciones éticas y legales.
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Consecuencias de la IA en la propiedad intelectual
En efecto, la inteligencia artificial (IA) tiene profundas implicaciones jurídicas que abarcan diversas áreas. Entre ellas: la privacidad, la protección de datos, la no discriminación, la seguridad y salud laboral, y la propiedad intelectual. Al centrar nuestra atención en esta última, es posible identificar varias consecuencias significativas derivadas del uso creciente de la IA.
Cambios en la regulación
Como dijimos, el avance de la IA está impulsando transformaciones en las normativas existentes relacionadas con la propiedad intelectual. La capacidad de los modelos de IA para inventar productos complejos está llevando a una reconsideración de los criterios para la concesión de patentes.
Creación de nuevas herramientas
Por otro lado, la IA también está impulsando el desarrollo de herramientas innovadoras para gestionar la propiedad intelectual. Al respecto, varias empresas están adoptando algoritmos de aprendizaje automático para agilizar y optimizar los procesos de búsqueda de patentes. Esto mejora significativamente la precisión de los registros y permite conocer formas innovadoras de proteger las creaciones intelectuales. Asimismo, estas herramientas permiten una gestión más eficiente y efectiva de la propiedad intelectual, reduciendo costes y tiempos en los trámites administrativos.
Explotación de la propiedad intelectual
La capacidad de la IA para detectar similitudes entre patentes ofrece a las empresas una herramienta poderosa para identificar oportunidades de explotación de la propiedad intelectual de otras entidades. Tal incidencia de la IA en la propiedad intelectual puede ayudar a las compañías a encontrar nichos de mercado y desarrollar productos innovadores basados en tecnologías ya existentes, impulsando la competencia y el progreso tecnológico.
Retos en la regulación ética
En el mismo momento, el posicionamiento de la IA como herramienta habitual en la industria de la propiedad intelectual está planteando más desafíos éticos que requieren una regulación más amplia y detallada. La necesidad de garantizar que la IA se utilice de manera ética y justa es una preocupación creciente, y las regulaciones deben adaptarse para abordar cuestiones como la equidad, la transparencia y la responsabilidad en el uso de estas tecnologías avanzadas.
Protección de derechos de autor para obras creadas por IA
La cuestión de si las obras creadas por IA pueden estar protegidas por derechos de autor varía según el país y su legislación específica. En España, las obras generadas por IA pueden recibir protección bajo la Ley de Propiedad Intelectual. Para ello, deben cumplir con los requisitos de originalidad, creatividad y novedad. En otros países, sin embargo, la situación es diferente:
- En algunas jurisdicciones, la propiedad de la obra creada por IA se asigna exclusivamente al desarrollador de la plataforma, otorgándo a este los derechos de autor.
- Mientras que otras legislaciones consideran que los derechos de autor pueden ser compartidos entre el programador y la IA. Es decir, asumen a la máquina como un coautor junto al desarrollador.
- Por el contrario, existen países donde las obras creadas por IA no se consideran protegidas por derechos de autor. Esta singular percepción niega la influencia de la IA en la propiedad intelectual y deja a estas creaciones en una zona gris en cuanto a legalidad.
La Ley de Inteligencia Artificial de la UE
En marzo de 2024, el Parlamento Europeo adoptó la Ley de Inteligencia Artificial, seguida por la aprobación del Consejo en mayo de 2024. Esta ley será plenamente aplicable 24 meses después de su entrada en vigor, aunque algunas disposiciones, como la regulación de sistemas de alto riesgo, se implementarán antes.
En este sentido, la IA generativa, como ChatGPT, aunque no se clasifica como de alto riesgo, debe cumplir con requisitos de transparencia y legislación de derechos de autor de la UE. Específicamente, debe:
- Declarar los contenidos generados por IA.
- Crear modelos que impidan la generación de contenidos ilegales.
- Publicar resúmenes de los datos protegidos por derechos de autor empleados para el entrenamiento.
Modelos de IA de uso general con alto impacto, como el avanzado GPT-4, deberán someterse a evaluaciones exhaustivas e informar a la Comisión sobre cualquier incidente grave. Más aún, deberán identificar claramente -con una etiqueta- todos los contenidos generados o modificados con IA, incluyendo imágenes, audio o vídeos (como las «ultrafalsificaciones»).
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