Para muchos de nosotros, la música es una expresión artística que nos ha acompañado a lo largo de nuestra vida. Tanto que hasta se habla de una banda sonora de las historias personales como si de una película se tratara. Muchos españoles “entrados en años” aún suspiran al escuchar “Eres tú”, la canción de Juan Carlos Calderón interpretada por Mocedades. En cambio, los de la generación de los 90’s disfrutan bailando La Macarena, de Los del Río. Y los de comienzos del 2000 harán lo propio con Aserejé -compuesta por Manuel Ruiz Queco- interpretada por Las Ketchup. Como sea, la música sigue siendo un ámbito fascinante en el que se mezclan la creatividad, la particular visión del mundo y las motivaciones de cada uno de sus autores. ¿Hemos dicho autores? ¡Sí! Autores que escriben y componen temas y que deben procurar la protección de derechos de autor para sus obras.
Estos artistas dedican tiempo, esfuerzo y recursos económicos a la creación de sus obras musicales, por lo que es fundamental que su trabajo esté protegido. Aquí es donde entra en juego la Propiedad Intelectual, un conjunto de leyes y regulaciones diseñadas para proteger los derechos de los creadores y garantizar que reciban el reconocimiento y la compensación adecuados por su trabajo. La protección de derechos de autor es crítica en cualquier ámbito artístico y cultural. Especialmente, en la industria musical, sector en el que es muy fácil copiar y distribuir obras sin autorización.
Definición y alcance de la protección de derechos de autor
Antes de entrar a conocer el ámbito de los derechos de autor, es preciso comprender la definición de propiedad intelectual. Esta abarca todos los derechos que corresponden a las creaciones originales de los autores, ya sea en formato tangible o intangible. En el ámbito musical, esto incluye tanto las composiciones como las grabaciones. Por lo tanto, los derechos de autor protegen estas obras, otorgando al creador el reconocimiento oficial y los derechos exclusivos sobre su uso.
En concreto, la protección de derechos de autor en la música cubre la música y la letra de una canción. El titular de estos derechos es la única persona autorizada para permitir el uso de su obra y para recibir una compensación económica por ello. Esto incluye todos los derechos derivados, como la reproducción, distribución y ejecución pública de la obra. Así, los derechos de autor aseguran que los compositores y letristas mantengan el control sobre cómo se utiliza su música y que sean recompensados adecuadamente por su creatividad y esfuerzo.
Diferencias entre derechos de autor y derechos conexos
A menudo, muchos confunden los derechos de autor con los derechos conexos, pero es importante diferenciar entre ambos. Los derechos de autor protegen la propiedad intelectual del creador de una obra original, como la música y las letras en el caso de canciones. En cambio, los derechos conexos se refieren a los derechos de los artistas intérpretes o ejecutantes y de los productores fonográficos. Estos derechos incluyen el control sobre la reproducción y distribución de sus actuaciones en vivo y grabadas.
Los derechos conexos garantizan que los artistas y productores también reciban una compensación económica cada vez que sus actuaciones o grabaciones se utilizan. Por ejemplo, los cantantes tienen derecho a controlar cómo se reproducen y distribuyen sus actuaciones, mientras que los productores fonográficos pueden controlar las grabaciones que han financiado y producido. En muchos casos, los derechos de autor son gestionados por editoriales musicales, mientras que los derechos conexos son controlados por los sellos discográficos, a menos que el artista opte por la autogestión.
A propósito, si tienes como proyecto establecer una productora musical, te invitamos a leer este post Guía básica del emprendedor.
Derechos patrimoniales y derechos morales
La protección de derechos de autor en el ámbito musical se presenta en dos categorías principales: los derechos patrimoniales y los derechos morales:
- Los derechos patrimoniales permiten al autor obtener ingresos económicos por el uso de sus obras, ya sea a través de licencias, ventas, o cualquier otra forma de explotación comercial. Estos derechos son transferibles, lo que significa que el autor puede cederlos a otra persona o entidad, generalmente a cambio de una compensación financiera.
- Por otro lado, los derechos morales están relacionados con el reconocimiento de la autoría y la protección de la integridad de la obra. Estos derechos son inalienables y no pueden ser transferidos, ya que están intrínsecamente vinculados a la persona del autor. Los derechos morales aseguran que el autor siempre sea reconocido como el creador de la obra y que esta no sea alterada de manera que pueda perjudicar su reputación.
Protección de derechos de autor mediante derechos editoriales y fonográficos en la música
En el ámbito de la producción y difusión musical, también distinguimos dos tipos principales de derechos relacionados con la protección de las obras: los derechos editoriales y los derechos fonográficos:
- En particular, los derechos editoriales protegen la composición de la obra musical y pertenecen a los autores o compositores. Estos derechos incluyen tanto los derechos patrimoniales como los morales. El compositor puede ceder los derechos económicos a una editorial musical mediante un contrato de edición, permitiendo así la explotación comercial de la obra mientras retiene los derechos morales.
- Por su parte, los derechos fonográficos, protegen las grabaciones de las obras musicales, conocidas como masters. Estos derechos no provienen de la creación de la obra en sí, sino del esfuerzo económico y logístico que realiza el productor, a menudo un sello discográfico, para grabar y reproducir la interpretación de la canción. A los efectos, el productor necesita obtener la cesión o licencia de los derechos del autor o editor, así como la autorización de los intérpretes. Esto se gestiona generalmente a través de contratos discográficos.
Tipos de licencias musicales concedidas por el autor
En efecto, aparte de los derechos ya especificados, existen distintas licencias musicales que permiten diferentes formas de explotación de una obra musical. A continuación, detallamos algunos de los tipos más comunes:
- Licencia de reproducción. Quizás, esta es la más elemental de las figuras en cuanto a protección de derechos de autor, porque autoriza la grabación de la obra musical en soportes físicos como los antiguos discos de vinil o CDs. O bien, en formato digital, como los actuales álbumes descargables. De este modo, tal licencia permite la reproducción y venta al público de canciones individuales y colecciones.
- De impresión (partituras). Permite la realización de copias impresas de las partituras de una composición musical para su venta.
- Licencia de sincronización (películas y campañas de marketing). Autoriza el uso de una canción en grabaciones audiovisuales como películas o anuncios publicitarios.
- De comunicación pública (radio y televisión). Esta licencia también es muy importante en el ámbito de la protección de derechos de autor. De hecho, la misma permite que una obra musical sea accesible a un grupo determinado de personas mediante su difusión en medios públicos como la radio o la televisión.
- Licencia de distribución (streaming). Esta es la forma más actual y común de distribución de música. Permite la distribución digital de obras musicales a través de plataformas como Spotify, Apple Music y YouTube Music. Este tipo de licencia ofrece ventajas significativas a los autores, como la distribución a nivel mundial y la lucha contra la piratería. Las plataformas digitales tienen la capacidad de llegar a una audiencia global y emplear métodos eficaces para prevenir la reproducción ilegal de las obras.
Importancia de la protección de derechos de autor en la música
Como ves, la protección de derechos de autor no solo es fundamental para salvaguardar los intereses económicos de los creadores, sino también para garantizar que se respeten sus contribuciones artísticas y se preserven sus legados culturales. Con el auge de las plataformas digitales, la gestión y protección de estos derechos se ha vuelto más compleja pero también más necesaria, ya que ofrece nuevas oportunidades y desafíos para la industria musical.
Entender y gestionar adecuadamente los derechos patrimoniales y morales, así como los distintos tipos de licencias, es esencial para cualquier artista, compositor o productor que desee prosperar en el dinámico mundo de la música.
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